miércoles, 10 de abril de 2013

Auto feedback



Me leo y me hice feliz.

La única crítica es por qué un proceso que parte un diciembre tarda 15 meses en continuarse, what's wrong.

domingo, 1 de enero de 2012

Contrapunteo

Gab dice

Ale escribe que el fin de año es una convención. Está el metamensaje de que es arbitrario que tras 365 días nos replanteemos no las próximas doce horas, sino los próximos doce años. Yo digo: Qué sí es una convención, pero esto no quita valor, no hace el proceso artificial o vacuo. Y, por otra parte, aunque sea esta época y no otra, la vida nos obliga permanentemente a cerrar ciclos. Usualmente tenemos tiempos de recogimiento en oportunidades que no se adecuan a calendarios: terminos o inicios de relaciones o trabajos, nuevas vidas o terribles muertes. En la vida nos parimos muchas veces, como dice GGM. Y sin embargo, qué rico que haya una época del año en la que el proceso es masivo. Parecen pasearse sueños, como culpas y agradecimientos, por las mismas calles por las que transitamos todos los días y bajo el mismo cielo que contextualiza tantas fotos.

El año pasado no es viejo, hasta que los procesos se replantean. Rico que con el tic tac del cierre de un año, sobrevuelen y prelen deseos de cerrar y abrir, de trascender el tiempo y conquistar mundos y situaciones mejores. Ojalá entre tantos deseos se colen algunos no personales, sino colectivos. Por lo pronto, ojalá entre el misticismo del año del fin del mundo, más de uno se inspire para ser más feliz. Hace falta gente más feliz. En este 2012 quiero ser más feliz, y hacer más feliz.

Fin de año

Ale precisa

Ayer, último día del año, sentía algunas emociones más exacerbadas de lo normal.

Y en general los últimos días del año fueron así.

Todo por ese concepto de: último día del año, ciclo que cierra y que marca un espacio para dejar varias cosas atrás.

Hay un poco de preocupación y desgaste en esto de salir de la rutina o de la ósmosis. Y mientras hacía actividades de todos los días, ­-caminaba, almorzaba-, me cuestionaba por los 12 meses venideros (y los pasados). Y no, como de costumbre, por las próximas (o últimas) 12 horas (a lo más).

Este sentido de mayor apropiación, responsabilidad y planificación del futuro en época de fin de año me puso en una “tensión creativa” que me abstraía un poco de lo que estaba haciendo en el momento.

Como si el plazo se acabara a las 12 de la noche del 31 de diciembre, me sentía apresurada a tomar nuevas decisiones y actitudes.

Este 1 de enero fue raro porque amanecí como con una resaca (no literal) de una noche distinta, fuera de lo común, donde pareciera que muchas cosas estuviera en juego.

Aunque en realidad los procesos de la vida nada tienen que ver con el calendario, que es solo una convención más.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Ideas para cierto concurso

Acá Gabriela

Jung explicaba bajo el término “visión selectiva” la casualidad de que cuando uno tiene un tema en la cabeza, el mundo parece estar de pronto abarrotado por nuestra obsesión. Pues es rico sentir que se puede fomentar el “pensamiento selectivo”: cuando uno quiere pensar creativamente, todo el mundo se maquilla y luce fantásticamente narrable.

Me senté en un banco frente a un carabinero leyendo La Metamorfosis, con el sombrero sobre las piernas. Pasaron entonces dos mujeres conversando y oí nítido: "No me corresponde hacer esa pega, ¿pero para qué son los compañeros?" Pensé que soñaba, pero no, SANTIAGO es posible.

Salí vestido de "no me interesa, váyase a", pero la chica que se sentó a mi lado interrumpió mis maldiciones para preguntarme: "¿Te molesta si fumo?". Le contesté: "Gracias por preguntar", y me fui a la chucha.

Para ganar el concurso literario debo pensar en un personaje pintoresco y criollo y un problema. Luego una descripción y ¡plum! un final-sorpresa con tono humorístico. Es fácil. Esteh.

Y para celebrar, un poquito de música de Simón Díaz, porque cada fin de año es un poco de antes, de ahora y mañana. Pero ay que el antes a veces pesa más. Y bueno, “Me voy, me voy, me voy… Pero yo vuelvo”.

jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Es broma?

Acá Alejandra

A veces, cuando llueve en Caracas, uno dice: “la culpa la tiene Chávez”. Como si él fuera el responsable (además de nuestros tormentos) de las nubes y los relámpagos (literales digo).

No somos los únicos delirando.

Ahora Chávez insinúa, lunáticamente, que hay una conspiración de Estados Unidos contra los Presidentes latinoamericanos que tienen (o tuvieron) cáncer, como Dilma Rousseff, Cristina K. y él mismo.

“Sería extraño que (Estados Unidos) hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa hasta ahora y se descubra esto dentro de 50 años, no lo se sólo dejo la reflexión, pero esto es muy muy extraño”, dijo ayer en un acto oficial.

Regularmente este tipo de comentarios me suenan de inmediato a relamida patraña propagandística, pero hoy la experiencia fue distinta.

El Mercurio reprodujo la cuña como una acotación más dentro de una nota, sin llamar la atención por su absurdo y solo acotando que era una “aventura hipótesis”

Me llamó la atención como una idea de ese tipo pudo colarse de esa manera, casi como chiste del Día de los inocentes.

Uno conoce estos dichos y los contextualiza, pero es claro que no siempre está disponible la capacidad de discernimiento apropiada para juzgar las tonteras de un poderoso. Y más de este agotador parlanchín.

De venezolana a venezolano

Acá Gabriela

"Si no puedo dibujarlo es que no lo entiendo"


Sabemos que citar a Einstein parece y es cool, pero no es necesario, podemos tatuarnos o algo así, hay otras formas. No tenemos que buscar en un foro qué significa la frase. Pero lo más importante: no tenemos por qué explicarla, si no sabemos dibujar ideas.


Explicación espectacular

No es lunes, ni primero de enero (aunque casi las dos cosas al mismo tiempo), pero acá estamos, con un nuevo objetivo de vida: armar un blog de a cuatro ¿manos, patas, cachetes? Sí, todo eso y mucho más.

Va un revoltillo de ideas: que si geopolítica con juegos de palabras, que si las relaciones comerciales de la UE con un poco de la ficción del perro de mi tía Marta. Van dos visiones complementarias, nunca contrapuestas, en un solo lugar.

Ya ve, no se haga, ahorre tiempo, pero no energía: acá van dos en uno, pero dos por mil también, ¡buena suerte!