domingo, 1 de enero de 2012

Contrapunteo

Gab dice

Ale escribe que el fin de año es una convención. Está el metamensaje de que es arbitrario que tras 365 días nos replanteemos no las próximas doce horas, sino los próximos doce años. Yo digo: Qué sí es una convención, pero esto no quita valor, no hace el proceso artificial o vacuo. Y, por otra parte, aunque sea esta época y no otra, la vida nos obliga permanentemente a cerrar ciclos. Usualmente tenemos tiempos de recogimiento en oportunidades que no se adecuan a calendarios: terminos o inicios de relaciones o trabajos, nuevas vidas o terribles muertes. En la vida nos parimos muchas veces, como dice GGM. Y sin embargo, qué rico que haya una época del año en la que el proceso es masivo. Parecen pasearse sueños, como culpas y agradecimientos, por las mismas calles por las que transitamos todos los días y bajo el mismo cielo que contextualiza tantas fotos.

El año pasado no es viejo, hasta que los procesos se replantean. Rico que con el tic tac del cierre de un año, sobrevuelen y prelen deseos de cerrar y abrir, de trascender el tiempo y conquistar mundos y situaciones mejores. Ojalá entre tantos deseos se colen algunos no personales, sino colectivos. Por lo pronto, ojalá entre el misticismo del año del fin del mundo, más de uno se inspire para ser más feliz. Hace falta gente más feliz. En este 2012 quiero ser más feliz, y hacer más feliz.

Fin de año

Ale precisa

Ayer, último día del año, sentía algunas emociones más exacerbadas de lo normal.

Y en general los últimos días del año fueron así.

Todo por ese concepto de: último día del año, ciclo que cierra y que marca un espacio para dejar varias cosas atrás.

Hay un poco de preocupación y desgaste en esto de salir de la rutina o de la ósmosis. Y mientras hacía actividades de todos los días, ­-caminaba, almorzaba-, me cuestionaba por los 12 meses venideros (y los pasados). Y no, como de costumbre, por las próximas (o últimas) 12 horas (a lo más).

Este sentido de mayor apropiación, responsabilidad y planificación del futuro en época de fin de año me puso en una “tensión creativa” que me abstraía un poco de lo que estaba haciendo en el momento.

Como si el plazo se acabara a las 12 de la noche del 31 de diciembre, me sentía apresurada a tomar nuevas decisiones y actitudes.

Este 1 de enero fue raro porque amanecí como con una resaca (no literal) de una noche distinta, fuera de lo común, donde pareciera que muchas cosas estuviera en juego.

Aunque en realidad los procesos de la vida nada tienen que ver con el calendario, que es solo una convención más.